La ira

LA IRA



          Buda dijo: “No serás castigado por la ira, pero la ira te castigará”.   Ciertamente.  La persona que se deja arrastrar por la ira, se hace un gran daño a sí misma a todos los niveles.  Para empezar, no hay que perder de vista que la cólera produce una agresión muy importante a nuestro organismo.   Está demostrado que las personas coléricas, tienen muchas más posibilidades que las que no lo son de padecer del corazón.  Los investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard han descubierto que la emoción más común en las dos horas precedentes a un ataque de corazón grave era la ira. Una vez que se desarrolla una enfermedad cardiaca, la ira parece ser particularmente letal. A las personas que han padecido un ataque cardíaco, un ataque de cólera puede hacerles disminuir la eficacia del bombeo en un 7% o más, lo que para los cardiólogos supone un descenso peligroso en el flujo de sangre al corazón. En estudios realizados en las facultades de medicina de Standford y Yale, las personas que ya habían sufrido un ataque cardíaco y que se excitaban fácilmente, tenían dos o tres veces más posibilidades que otros pacientes de morir de otro ataque al corazón, en el plazo de una década.    También es sabido el daño que las personas iracundas hacen a su sistema nervioso y a su sistema digestivo. Es además un desgaste absolutamente inútil de energía psíquica, cuya carencia se puede traducir en muchos desequilibrios.    Porque aparte de producirse un daño físico, el colérico atenta contra su salud mental, y  por lo tanto se convierte en su peor enemigo.

Consejos:

  • Procura mantener siempre la calma cuando alguien te ofenda.
  • Sé siempre dueño de las situaciones delicadas, no dejes que estas te dominen a ti.
  • No caigas en la trampa de hacerle el juego a los agresivos, no respondas a sus estímulos.
  • No olvides que la serenidad es tu mejor defensa.
  • Sé valiente enfrentándote a quien te ataca sin perder nunca los estribos.
  • Sé comprensivo con los que aún no saben lo dañina que es la ira.
  •   No pierdas el tiempo en discusiones inútiles.
  •    Muéstrate siempre conciliador.




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