NO ENMASCARES TU PERSONALIDAD
MUÉSTRATE COMO ERES
Sabemos que cada individuo tiene su propia personalidad, que cada uno es como es y nadie es igual a otro. Pero muchas veces el individuo la anula o la modifica para mostrarse tal y como sus seres queridos, y demás personas que forman parte de su vida directa o indirectamente, desean.
Con el deseo pues de ser aceptado o bien considerado por la sociedad, el individuo siente a veces la necesidad de ponerse una máscara. En realidad, todos nos hemos puesto alguna vez una máscara. Y esa máscara muchas veces no tiene nada que ver con la realidad. Cada vez que hemos asegurado sentir lo que no sentimos, cada vez que hemos fingido una emoción inexistente, cada vez que nos hemos comportado como no hubiésemos querido hacerlo, nos hemos puesto una máscara.
La Psicología clasifica la negación de la propia personalidad en varios comportamientos. Uno de ellos es el negar la realidad exterior; otro consiste en reprimirse de tal manera, que de forma consciente o inconsciente, la persona puede llegar a inhibir un deseo o una idea llegando con el tiempo a perder la percepción de que existieron alguna vez.
Hay casos en que la persona es incapaz de adaptarse a sus actuales circunstancias, y tiende entonces a buscar nuevamente refugio en experiencias placenteras del pasado. Otro problema que puede presentarse es el deseo de alejarse tanto mental como emocionalmente de algo que le produce conflicto, dado que no es capaz de aceptar las causas de éste. Algunas personas pueden llegar a cambiar totalmente de idea respecto a lo que querían hacer, cuando sienten temor al rechazo de los demás o un sentimiento de culpabilidad por sus deseos. En estos casos, no es raro que esas personas lleguen a hacer exactamente todo lo contrario de lo previsto, para lo cual acaban convenciéndose a sí mismas de que eso era lo que realmente querían. Es evidentemente un mecanismo de defensa de huida de la realidad.
Otro comportamiento enmascarado es el de la racionalización, cuando el sujeto tiende a buscar aquellos argumentos que justifiquen de alguna manera su conducta o impulso, no por querer engañar a los demás, sino por un deseo interno de mantener su imagen. Por último, tenemos el caso de las personas que, mediante un mecanismo automático, hacen suyas las cualidades que ven en otras personas para sentirse que son como ellas.
Los seres humanos que enmascaran su personalidad viven en desarmonía consigo mismos y necesitan reforzar mucho su autoestima. Hay muchas personas así, que no son capaces de comportarse de forma natural. Podemos intentar ayudarlas brindándoles confianza, haciéndoles sentirse seguros, aconsejándoles para que sean cada vez más positivos. Toda persona lo que tiene que hacer es mejorar y fortalecer su personalidad, sentirse conforme consigo misma, y así evitará ponerse máscaras ante los demás. La mejor forma de lograrlo es potenciando la actitud positiva en todos los sentidos. Y para ello, no debe perder de vista que nuestra forma de comportarnos es resultado de las ideas que se han ido fijando en nuestra mente profunda. Toda motivación nace por ideas previamente fijadas. S éstas son las adecuadas, poco a poco muchas virtudes se irán desarrollando dentro de nosotros y nos ayudarán a conseguir nuestros objetivos.
Aprendamos a disfrutar de cada momento del día. La persona positiva no necesita de grandes acontecimientos para ser dichosa, cualquier cosa por insignificante que pudiera parecer a los demás, le basta: el canto de un pájaro, los rayos del sol filtrándose entre las ramas de los árboles, el cielo azul, el atardecer, etc. Piensa así y verás cómo a lo largo de un día puedes experimentar más de una satisfacción.
También es aconsejable tener sentido del humor. Las personas con sentido del humor suelen encarar mejor las situaciones más estresantes de su vida.
Procura resaltar los momentos positivos y deja los negativos. Reconoce los pequeños éxitos que seguramente alcanzarás muchas veces en tu vida, y céntrate en tus capacidades positivas.
Cuando te levantes por la mañana, da gracias por el nuevo día que se te ha regalado y prométete vivirlo plenamente. Piensa: “Hoy ha nacido el sol otra vez para mí, tengo todo un día para hacer muchas cosas. Yo disfrutaré cada minuto sin sufrir por el pasado, ni me angustiaré por el futuro. No se debe olvidar que el tiempo que se va no vuelve y que por lo tanto no tiene sentido desperdiciarlo.
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