CÓMO AFRONTAR EL SUFRIMIENTO
Una de las cosas que más teme el ser humano es el sufrimiento, de ahí que a lo largo de la historia haya intentado de una forma u otra mitigarlo. Convencido de que no es posible su eliminación total ha intentado encontrar fórmulas que por lo menos lo hagan más llevadero. Una forma de aliviar el sufrimiento es utilizar drogas para disminuir o eliminar el dolor. En otras situaciones, se trata de emplear defensas de tipo psicológicas, de forma consciente o inconsciente, como puede ser la negación de la causa del sufrimiento, la no aceptación de un problema, o el proyectar el sufrimiento sobre otras personas, echándoles la culpa de todo. Otras formas ingeniosas van desde el control de la mente y del reforzamiento de la voluntad, hasta la resignación.
Hemos de tener presente que el problema para cualquier persona que padece, no es el sufrimiento en sí, sino la actitud que adopte ante él. Por eso es importante que aprenda a tener una actitud positiva ante el padecimiento, la cual nada tiene que ver con la resignación. La resignación es una actitud pasiva negativa y de lo que se trata es de tener una actitud activa positiva. La actitud positiva ante el sufrimiento requiere de un aprendizaje. No hay fórmulas mágicas contra el sufrimiento, pero se puede trabajar la actitud ante él. Para ello lo más aconsejable es ir de menor a mayor, es decir, aprender primero a superar los pesares pequeños para después ser capaz de superar los grandes.
Debemos aprender que el sufrimiento puede ser también una oportunidad de desarrollo personal y de crecimiento interior. El siguiente documento lo explica claramente:
"EL sufrimiento, sea físico, sea moral, es uno de los elementos necesarios de la evolución, un poderoso medio de desenvolvimiento y de progreso. Nos enseña a conocernos mejor, a dominar nuestras pasiones y a amar a los demás. Lo que el ser debe buscar en su carrera es a la vez la ciencia y el amor. Cuanto más se sabe, más se ama y más nos elevamos. El sufrimiento, nos obliga a estudiar para combatir y para vencer las causas que le ha-cen nacer, y el conocimiento de esas causas despierta en nosotros una simpatía más viva hacia aquellos que sufren.
El dolor es la purificación suprema, la escuela donde se aprenden la paciencia, la resignación y todos los austeros deberes. Es el horno donde se funde el egoísmo, donde se disuelve el orgullo. A veces, en las horas sombrías, el alma, llena de indignación, reniega de Dios y de su justicia; luego, cuando la tormenta ha pasado y ella se examina, ve que aquel mal aparente era un bien; reconoce que el dolor la ha tornado mejor, más accesible a la piedad, más caritativa para con los desgraciados."
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