La soledad

LA SOLEDAD

           No es fácil para el ser humano estar solo, porque es un ser social que necesita estar en contacto con los otros.   En nuestro mundo hay mucha gente sola, que lo está en sentido estricto o que se siente como tal.  Las ciudades están llenas de seres que se sienten aislados, abandonados, que no tienen con quien compartir los afectos. 

          Toda persona involuntariamente sola tiende a sufrir sentimientos y emociones negativos. Generalmente experimenta tristeza, angustia y temores.  Está en una situación que puede ser para ella un verdadero trauma.   Existe el riesgo de que caiga en una depresión, cosa que sucede a quien no es capaz de superar su estado.  En casos extremos la persona puede llegar a cometer cualquier locura, como puede ser el suicidio.

            La persona que se encuentra sola debe en primer lugar reconciliarse con su situación, es decir, aceptar que por las circunstancias que sean, tiene que hacer una vida en soledad. La autocompasión debe ser eliminada de la mente.   En nuestros días hay muchas posibilidades de esparcimiento.  Y hay que intentar relacionarse con  gente nueva.  Siempre existe la posibilidad de hacer nuevos amigos, de volverse a enamorar,  de visitar a los familiares, formar parte de grupos que realizan actividades afines. de ir poco a poco saliendo de ese estado de soledad obligada.

             Hablemos ahora de la soledad voluntaria, que puede ser parte de una actitud positiva.  Cuando es el propio sujeto quien decide estar solo, esa soledad puede ser gratificante.   Casi todas las personas sienten alguna vez en su vida la necesidad de aislarse.  A veces puede ser sano quedarse a solas para conversar con uno mismo, para reflexionar, para meditar o simplemente para descansar. Hay situaciones en la vida que hacen que esto sea aconsejable.    

          El aislamiento voluntario durante unas horas al día, puede ser un buen remedio contra el estrés.  Antes de terminar este artículo debemos tener en cuenta que desde un punto de vista espiritual, nunca estamos solos. La persona que cree en Dios piensa que Él siempre la acompaña.  Y si además,  está convencida  que de alguna manera puede  contar con la compañía de entidades espirituales, nunca se dejará abatir por la soledad.     



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