Las preocupaciones


LAS PREOCUPACIONES


               La preocupación es una de las actividades más inútiles que el ser humano puede hacer.   Y es también una de las fuentes más frecuentes de sufrimiento.  La persona corre el riesgo de acostumbrarse tanto a ella, que ya no sea capaz de vivir sin su presencia.  Los individuos que tienen este problema, aunque tuvieran todo lo que pudieran desear en este mundo, seguirían preocupándose por algo.  ¿Sabes por qué mantienen esta actitud negativa?  Porque echan de menos las motivaciones que las preocupaciones les han generado antes, o sea la autocompasión, el ser consolados, el ser mimados, el llamar la atención, etc.  Estas sensaciones dimensionadas pueden llevarles al dramatismo, con el riesgo de acabar teniendo importantes problemas psicológicos.    Es frecuente que la persona adicta a las preocupaciones se haga muy dependiente de las demás personas, normalmente de sus seres más allegados, a los que necesita imperiosamente hacer partícipe de sus problemas, sean reales o imaginarios.  
 
             ¿Cuál debe ser tu actitud ante un problema que te perturba? Lo primero que debes hacer es analizar objetivamente la situación.   Te aconsejo que para ello utilices una hoja de papel y escribas en ella una columna con todo lo que se te ocurra para resolver el problema.   Escribe al lado otra columna con todos los impedimentos.   Así podrás darte cuenta si objetivamente el problema lo puedes resolver o no, si tiene o no solución.    En el caso de que exista aunque sea una sola posibilidad de resolverlo satisfactoriamente, ponte a trabajar en ello.    Pero si el resultado de tu análisis es negativo, si está claro que no tienes ninguna posibilidad de cambiar el curso de los acontecimientos,  acepta de inmediato la realidad y  no pierdas más tiempo sufriendo por lo  que no tiene solución.   Cuando no se puede resolver un problema,  no es inteligente sufrir por ello.    Lo peor que puedes hacer es estar padeciendo antes de tiempo por algo que aún no ha ocurrido.     

         A veces las preocupaciones sirven de excusa a la gente para evadirse en un momento determinado cuando están efectuando una actividad molesta o tienen que enfrentarse a algo que les desagrada.   Es el caso por ejemplo del que tiene que hacer un trabajo que no le gusta  y hace pausas para pensar en uno o más problemas, o en situaciones desagradables que pudieran presentársele en el futuro.   Mientras hace esto, se evade de sus obligaciones.
          
Consejos:

·       Vive tu vida plenamente, no malgastes tu tiempo en pensamientos que no te aportan nada positivo. 
·       No dejes que el estar preocupado sea para ti una forma de sumirte en la inmovilidad.   
·       Por otro lado, ten también en cuenta que las preocupaciones pueden perjudicar mucho a tu organismo.   Muchas úlceras de estómago, dolores de cabeza, y problemas nerviosos, además de otras dolencias, son consecuencia directa del estado de preocupación.  
·       No olvides que el futuro es algo que depende mucho del presente.  Si cuidas bien tu presente, no tendrás que preocuparte por tu futuro.
·       No exageres los problemas y no los saques de contexto.   La gente tiende a exagerar las situaciones difíciles, dándole más importancia de la que realmente tienen.   

·       No caigas en el error de anticipar el sufrimiento.  Esto es lo que hace quien se ve ya padeciendo por algo que cree que le va a suceder en el futuro.  Un ejemplo clásico es el del individuo que tiene que acudir un día determinado a un hospital a hacerse unos análisis porque su médico sospecha que podría tener algún trastorno importante, y durante todos los días precedentes está triste o deprimido imaginándose lo peor.   Se trata de una preocupación inútil, porque su estado emocional no impedirá la existencia del mal y sí puede agravarlo.  Además es posible que no esté enfermo como cree, y entonces habrá sido más que absurda su preocupación.





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