CLAVES PARA UNA RELACIÓN DE PAREJA POSITIVA

LAS RELACIONES DE PAREJA


       No hay duda que la relación de pareja es uno de los afectos que más preocupan al ser humano y que más condicionan su vida.    Por lo tanto es fundamental que se potencien todos los aspectos positivos de la relación y se eliminen los negativos.  Vamos a comentar lo que se debe evitar y lo que se debe fomentar

A) ASPECTOS NEGATIVOS:      La pareja inarmónica se suele caracterizar por un egoísmo más o menos solapado que puede manifestarse en cualquier momento y de diversas maneras.  Es bastante frecuente por ejemplo el sentimiento de posesión de un miembro de la pareja sobre el otro, es decir, del considerar que es “suyo”, de “su propiedad”, con una tendencia por ende de limitación de la libertad individual.  Unido a esto, es frecuente que se intente que la otra parte tenga los mismos gustos, las mismas apetencias, los mismos deseos, y cuando tal cosa no se consigue, surge el desencanto, la frustración, lo cual a veces genera conflictos importantes que ponen en peligro la unión.   No hay verdadero respeto por la personalidad de cada cual.  
      Los celos son fuente también de conflictos en la pareja inarmónica.  Nos estamos refiriendo claro está a los que nacen por una falta de confianza en la otra persona.  Esta falta de confianza puede ser reflejo de inseguridad personal, de poca autoestima, y de esa idea fija de posesión.  Al otro extremo están los celos patológicos, que pueden ser muy peligrosos porque no pocas veces han dando origen a tragedias en una pareja.   

B) ASPECTOS POSITIVOS:   Para que la relación de pareja se traduzca en una convivencia positiva, lo primero que nadie debe olvidar es que es necesario el respeto mutuo,  aceptarse como cada uno es, y no como el otro quiere que sea.  Cada persona es un ser individual, con sus propias características.  Por eso comete un grave error el hombre o la mujer que se empeña en que su pareja sea como él o ella quiere que sea.  Otra cosa es ayudarle a superarse, a crecer, a ser mejor persona.   Pero cada uno debe mantener su autonomía, su parcela personal, su singularidad, todo ello puesto, obviamente, al servicio de la dicha en común. 
        Es muy impórtante evitar la falta de comunicación, y esto vale también para las relaciones familiares en general y las amistosas.  La pareja debe acostumbrarse a hablar de sus cosas con sinceridad, no dejarse nada importante en el tintero, sobre todo si se trata de algo que puede ocasionar desavenencias.  Los expertos no se cansan de repetir que muchas parejas fracasan en su relación por falta de comunicación.  Por eso, si algo no te gusta de tu pareja, si no estás de acuerdo en un aspecto de la convivencia, si crees que debe hacerse un cambio para mejorar la relación, etc., no dudes en comentárselo.   Conversar con sinceridad y objetividad cuantas veces sea necesario, es un buen antídoto contra los conflictos.  Y sobre todo, hay que aprender a escuchar, que es la clave del arte de la comunicación.  Si escuchas a tu pareja cuando ella quiere decirte algo, ayudarás a crear un clima de confianza y respeto mutuos.

       Hay que desarrollar la relación en todos los sentidos, para que sea más armónica y por lo tanto más gratificante.  Hay que vivir la relación intensamente, en lo mental,  en lo emocional, en lo físico, y en lo espiritual.    Y si alguna vez surge un problema, debe aprovecharse para crecer de forma individual y de forma conjunta.   

          Y ya que hablamos de obstáculos, uno de los más cotidianos suelen ser las riñas, las disputas, las cuales pueden ser una cosa puntual, pasajera, pero también pueden convertirse en un verdadero problema capaz de dinamitar la relación.   Hay pues que evitar que aparezcan, pero si a pesar de todo suceden, es interesante tomar en cuenta lo que se explica a continuación.

        La mayoría de las disputas tienen en las personas unas causas internas.  Y una de ellas es el orgullo, la defensa de la propia imagen.  Ese orgullo producto del ego, es lo que las personas se empeñan en defender cuando se enredan en una discusión.   Cuando esto sucede, es frecuente que el tema que provocó la disputa, quede relegado a un segundo plano, o incluso que acabe desapareciendo, pues ahora de lo que se trata es de una lucha para ver quién queda en mejor lugar, cuál de los dos egos queda más satisfecho.    Se trata pues de una manifestación de vanidad que a nadie favorece y a todos hace daño.

       Otro origen de disputas son los malentendidos,  cuando se interpretan mal los actos o las palabras de la otra persona.  La verdad es que muchas veces la raíz de los conflictos de la pareja está más en la forma en que se lleva a cabo la relación, que en los problemas reales que se tengan.  El remedio es ser más abiertos y menos desconfiados.  

         También es importante que la pareja practique una sexualidad positiva, basada en una mutua entrega en la que  la manifestación a nivel mental, emocional, física y espiritual, es parte de la armonía presente en la relación.    del amor todo el tiempo que se pueda.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario