LA VANIDAD
La vanidad es un espejismo porque hace creer al que la padece que es más importante o mejor que sus semejantes, y eso le puede ocasionar muchos problemas en su vida.
Si preguntas a cualquier amigo qué es una persona vanidosa, seguramente te dirá que es alguien que piensa que es superior a los demás, que suele mirar por encima del hombro incluso a sus propios conocidos, y que va por la vida exibiéndose como un pavo real. Efectivamente, el problema de la persona vanidosa es que menosprecia a sus semejantes. Algunos se creen demasiado guapos, otros presumen de su posición social o del dinero que tienen. Los hay que viven de fantasías, creyéndose mejores de lo que realmente son. A fin de cuentas, la vanidad es un gran autoengaño, porque nadie es superior a nadie.
El vanidoso no tiene paz interior, no puede ser una persona serena, porque está siempre pendiente de los demás y porque cultiva una actitud negativa que es opuesta a la humildad. Cree que ser guapo, rico o famoso, es a lo que debe aspirar todo ser humano que se precie. Suele estar tan ciego que si alguien intenta hacerle ver su defecto, se pone inmediatamente a la defensiva y dice que no es cierto. No le gusta que le llamen vanidoso y no sería extraño que tachase de lo mismo a otras personas. A otros sin embargo no les importa serlo y no están dispuestos a cambiar.
Al vanidoso le gustan los halagos, la adulación y que todos se rindan a sus pies. Los honores, los premios, las condecoraciones, las fastuosidades, son cosas con las que siempre sueña.
Consejos para evitar y anular la vanidad:
• Uno de los remedios contra la vanidad puede ser el que la persona vanidosa se acostumbre a dar las gracias a quien le haga un favor. En ese momento en que expresa su agradecimiento, se olvida de sí misma y se centra en la persona a la que se está dirigiendo.
• Otro remedio es utilizar la imaginación para verse a sí mismo de forma diferente a como lo ha estado haciendo hasta ese momento. Si por ejemplo es una mujer que está convencida de que es muy hermosa y presume de ello, puede imaginarse poco atractiva, incluso verse como una anciana, para darse cuenta así de que la belleza es efímera. Si presume de su posición social, imagínese pobre, vestida con ropas sencillas, carente de riquezas y honores.
• También puede servirle al vanidoso acudir a los lugares que hasta la fecha había despreciado por considerarlos de baja categoría, como pueden ser los comercios baratos, restaurantes o bares sencillos, sitios donde acostumbra a ir la gente sencilla.
• Acostumbrarse a ayudar a los demás sin esperar recompensa
• No buscar el reconocimiento público, la fama, ni premios por sus actividades.
Toda persona que desee erradicar de su vida la vanidad y ser así una persona más positiva, puede hacerlo si trabaja para ello. Debe procurar hacer un esfuerzo para comportarse de manera totalmente contraria a como lo estaba haciendo hasta el momento. Si despreciaba a los demás considerándolos inferiores, debe mezclarse con la gente modesta, comportarse como si su posición social y su economía fuesen menores de lo que son. La humildad, no lo olvidemos, es la clave.

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